diumenge, 5 de febrer del 2017

Canción con figuras retóricas

      Muerte en Hawaii- Calle 13

La canción que he elegido para la actividad de las canciones con figuras literarias es "Muerte en Hawaii" de Calle 13.
Calle 13 es una banda de Puerto Rico, la cual tiene tres componentes. Se caracteriza por hacer música rap rock y rap fusión. 

En primer lugar, voy a mencionar todas las figuras literarias que aparecen en la canción. 
Usa la comparación, "respiro dentro del agua como las focas"; la metáfora, "tengo vista de águila, olfato de perro"; la paradoja, "veo en la oscuridad sin usar una linterna"; la elipsis, "cocino lo que quieras, yo soy todo un chef"; el epíteto, "y le saco una buena sonrisa a la Mona Lisa"; la hipérbole, "mi creatividad vuela como los aviones", y por ultimo la antítesis, " mi sudor huele a perfume".

Aquí el enlace para acceder a la canción:




diumenge, 4 de desembre del 2016

Julia

    Julia 


Hace aproximadamente tres meses fuí a una posada durante una semana y media, la cual llevaban un matrimonio de jóvenes. Era un negocio familiar, bastante llamativo entre esa aldea tan pequeña. Pasé ahí unas noches porqué una abominable tempestad me hizo imposible proseguir mi viaje hacia las tierras vascas. La noche de mi llegada a la posada no fue nada emocionante, es más, nada llamó mi humilde atención excepto un libro viejo que estaba en una de las estanterías que tenia aquel comedor. Ese libro me decía algo que no podía expresar, era muy igual a los diferentes libros que había en la estantería vieja, tapa dura, letras doradas en relieve... tenía algo que los demás no tenían. Después de cenar contemplándolo con los ojos brillantes, decidí no cogerlo. Al no cogerlo me quedé con una intriga inquietante, es más, aquella intriga no cabía en mi cuerpo, acabaría por hacerme pedazos. Después de estar toda la noche encerrado en mis pensamientos, al día siguiente, cuando caía la noche, me decidí a coger el libro. Mientras cenaba, me levanté con sutileza a la estantería donde residía el libro, mientras un anciano solitario y borracho me miraba con una cara enigmática. Cuando volví a mi mesa y me disponía a abrir aquel libro, vino el anciano y me dijo - ¿Acaso usted ha perdido el juicio?, a lo que me quedé preguntándome porqué aquel señor me decía eso. ¿Por qué dice eso?- le respondí de inmediato poniendo una mueca singular. ¡¡Está maldito , está maldito!!- dijo el anciano gritando. Abrí el libro y el candelabro que teníamos en la sala se apagó de una fuerte ráfaga de viento helado que por la ventana se filtraba. Nos quedamos el anciano y yo a la luz de la luna llena que  lucía ese noche con esplendor. Dio por supuesto que yo era forastero, ya que no conocía la leyenda que contaban sobre la posada y aquel libro. De repente el anciano puso una cara muy seria, cambió el tono de voz a uno puro y transparente como el cielo de una mañana de verano, y empezó a narrar. Hace muchos años, esta casa pertenecía a la familia de los Vázquez, una familia burguesa adinerada, de hecho, era de las pocas que había en un pueblo tan pequeño como este. El matrimonio vivía feliz en esta casa, eran jóvenes y se querían mucho, pero veían que faltaba algo en su vida. Al cabo de nueve meses nació la pequeña Julia, una niña que con su mirada llena de vida desprendía alegría por la casa. Todo iba muy bien hasta que pasaron 6 años desde el nacimiento de Julia, le empezaron a detectar problemas en su respiración, y eso le causaría sonambulismo y ver cosas paranormales. Sus padres siempre la estaban sobreprotegiendo, llevándola al médico, pero un día sus padres volvían de trabajar, y como estaban muy cansados se acostaron pronto y cayeron en un sueño profundo. Julia esa noche tenía calor, no podía dormir bien, cuando cayó dormida algo la hizo levantarse. Pálida como el papel ,con sus rizos dorados como el oro y su camisón blanco correteaba siniestramente por la casa. Entró a todas las habitaciones, empezó por la suya y acabó por la cocina. Escucha atentamente, joven -dijo el anciano con los ojos tan ardientes como el fuego que se reflejaba en sus pupilas. Acabó por la cocina porqué fue  el lugar donde acabó con su vida, mientras estaba bajo el dominio de la sonambulía cogió un cuchillo, se lo clavó en el pecho y se desmoronó en el suelo. Al día siguiente sus padres la vieron muerta, fue tanta la pena que tuvieron que hicieron un funeral y un entierro por todo lo alto, con flores blancas como su piel pálida y rojas como sus mejillas. Transcurrieron los años sin Júlia y el matrimonio iba haciéndose viejo. Un día el padre revisando los libros encontró uno que él no recordaba haber comprado, abrió el libro y entró una ráfaga de viento helado que venía del ventanal del comedor, ese libro se llamaba Júlia, y contaba toda la historia de su hija; además contaba detalladamente la noche que murió. Nunca se supo quién lo escribió pero sí que dice que el alma de Júlia deambula todas las noches por los pasillos de esta posada.

dimarts, 29 de novembre del 2016

Rima XII - Gustavo Adolfo Bécquer

Comentario de texto: rima XII 

La rima que voy a comentar pertenece a Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870). Bécquer fue un poeta y un narrador español del siglo XIX perteneciente al movimiento del Romanticismo. Su obra más célebre son las Rimas y Leyendas. Esta obra presenta muchas características románticas, como el sentimiento de soledad y de resignación al sufrimiento o la identificación con la naturaleza.

El tema de la rima XII de Gustavo Adolfo Bécquer es la descripción de la belleza de una mujer. Forma parte del conjunto de obras que habla del amor en todo su esplendor.

En la primera estrofa compara los ojos verdes de la mujer que está describiendo. Primero los compara con las náyades, ninfas de la mitología Griega de cuerpos de agua dulce, además, también compara los ojos verdes con los de la diosa romana de la sabiduría Minerva. Finalmente, también los asocia con los ojos de la hurís del profeta Mahoma.
A continuación, en la segunda estrofa, deja de comparar los ojos de la mujer para describir su color verde, al que compara con el bosque y con el verde del arco iris. 
En la tercera estrofa sigue comparando el color verde con diferentes cosas, como las olas del mar, las esmeraldas y el laurel.
Respecto a la cuarta estrofa, habla sobre las mejillas de la mujer; las describe rojas como el rojo carmín de los pétalos de las rosas, y utiliza la metáfora para comparar las gotas del rocío con perlas.
En la quinta estrofa, Bécquer le dice a la mujer que él sabe que ella se queja, porque piensa que sus ojos la afean, pero que está equivocada. A continuación compara sus pupilas verdes, húmedas e inquietas con las hojas del almendro.
Después de estar describiendo sus ojos, en la sexta estrofa empieza a describir su boca roja, que compara con rubíes y con una granada abierta. 
En la séptima estrofa vuelve a repetir el motivo de la quinta estrofa, pero esta vez compara sus pupilas enfadadas con las olas bravas. 
En la octava estrofa utiliza una metáfora para comparar su frente con una cumbre nevada y su cabello dorado con la última luz del día.
En la novena y última estrofa vuelve a repetir el motivo de la cuarta y séptima estrofa pero en ésta compara sus pestañas junto a sus sienes con un broche de esmeralda que llevaría un rey en su armiño.

Es una poema de arte menor, dónde riman los versos pares con rima asonante y los impares quedan sueltos. El tipo de estrofa que usa el poeta es un romance.

En cuanto a mi opinión personal de este poema, es que es fácil de comprender y muy agradable, y aunque ahora no nos expresemos de forma tan elegante, siempre quedaran poetas como Bécquer para recordarlo.


diumenge, 23 d’octubre del 2016

Cómo NO formar a un delincuente

 

Cómo NO formar a un delincuente                             


Emilio Calatayud es un abogado, juez especializado en menores y escritor. A este hombre se le conoce por poner sentencias curiosas. Después de ver el video cómo convertir a sus hijos en pequeños delincuentes he reflexionado sobre la educación que tenemos los jóvenes. En muchas cosas que  dice Calatayud no me siento identificada; yo puedo ser amiga de mis padres y a la vez, obedecerlos y respetarlos. Pienso que es una forma de hacer la relación más amena y divertida.

Sin embargo, hay muchas cosas que son la pura verdad, como por ejemplo la adicción a los móviles y a los videojuegos, o bien,  el poco respeto que tienen algunos alumnos hacia su profesor. En estos casos estoy totalmente de acuerdo con el juez; pero veo una cosa excesiva y absurda: tener que poner una tarima al profesor para que los alumnos le presten atención, como bien dice el señor Calatayud.

En definitiva, los niños son el producto de los padres, y además de productos su responsabilidad, por eso creo que deberían tener conciencia de lo que hacen con sus pequeños monstruitos.


            https://youtu.be/MhMnxEw5fI4.

dilluns, 10 d’octubre del 2016

Las parcas

     

                       Las Parcas              

 

     Estas diosas del destino eran temidas por los dioses, el propio Júpiter estaba sujeto a su poder. Controlaban la vida de los mortales y de los inmortales, desde el nacimiento de estos, hasta su muerte. Son tres hermanas hiladoras, hijas de Zeus y de Temis, hermanas de las Horas, escribían el destino de los hombres en las paredes de un enorme muro de bronce, en el que nadie podía borrar lo que ellas escribían, las parcas se llamaban Nona, Décima y Morta.

 

diumenge, 9 d’octubre del 2016

Felicidad

       

      ¿Dónde se encuentra la felicidad?


Llamamos felicidad a una emoción que se produce en la persona cuando cree haber alcanzado una meta deseada. Muchos buscan la felicidad pero no saben que la felicidad es una actitud, una decisión que decides aplicar a tu vida. La felicidad no se busca en el dinero, en el amor, en la suerte que tienes en la vida o en cualquier otra cosa, se busca en los placeres cotidianos, como acostarse en la cama con sábanas limpias, darle la vuelta a la almohada para seguir durmiendo, beber un chocolate caliente en tu casa mientras fuera hace frío, llorar de la risa por un chiste estúpido, o incluso, quitarte esos zapatos que te duelen tanto al llegar a casa. En fin, la felicidad es saber disfrutar de las pequeñas cosas de la vida.